La pequeña y mediana empresa (Pyme) son entidades independientes con
cultura, lógica, intereses, espíritu emprendedor y objetivos claramente
definidos, con alta predominancia en el mercado de comercio, quedando casi
excluidas del mercado industrial aunado principalmente a las grandes
inversiones necesarias en activos para su permanencia y desarrollo dentro del
sector.
El aporte de estas compañías dentro del sector económico de un
país es brindar la individualización de productos en los mercados, en contraste
con las grandes compañías y/o corporaciones que se enfocan en la
realización de productos más estandarizados. También sirven de apoyo
(auxiliar) para las grandes entidades, las cuales prefieren sub-contratar
pequeñas empresas para la realización de servicios y/o trabajos
operacionales.
En América Latina alrededor del 75% del campo empresarial está formado por Pymes, en la unión europea existe una proporción similar, al tiempo que se diseña políticas que coloca a este tipo de empresas como prioridad en la economía de los países desarrollados. ¡Por algo es!.
Las ventajas de las Pymes son múltiples. Tienen una gran capacidad de adaptación a las diversas complejidades de su entorno, al punto de poder cambiar rápidamente su estructura productiva en aquellos casos de variar las necesidades del mercado gracias a su pequeña estructura (convirtiéndola en una de sus principales ventajas), que las convierte más flexibles, interactivas y de respuesta más rápida, son buenas generadoras de empleo, incurren en menos gastos y en coyunturas de crisis logran asimilar mejor los recortes organizacionales. Al contrario de las grandes compañías donde el proceso es más complejo por contar con un importante número de empleados, grandes suma de capital invertido y una estructura más compleja.
Muchos emprendedores comienzan sus proyectos personales como alternativa
laboral en tiempos de recesión y con frecuencia se convierten en sólida Pymes
que ayudan a renovar dinámicas de los sectores de la actividad.
Es por ello que el concepto de “empresa artesanal” – que aplica a las
Pymes, a las microempresas y a las franquicias (las cuales en su mayoría son
Pymes) – tiene más auge que nunca en países como Italia, Francia y Alemania,
sobre todo por su virtud de “alimentar” (suplir) a las grandes empresas en
forma ágil y muy eficiente.
Otro gran rol que desempeñan las Pymes es romper el paradigma de los
monopolios y esto a través de modelos de negocios integrales. Muchas Pymes se
dedican abastecer o complementar la producción de las grandes empresas con
materias primas, partes, diseños o acabados de los productos, con lo que el
poder de ésta última queda mitigado, o balanceado.
En Venezuela, el papel de las Pymes como factor de balance de la economía podría verse alineado a la ideología del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, cuya punta de lanza es relativizar el poder de los grandes monopolios. Paradójicamente, las Pymes del país han recibido en la práctica casi los mismos embates que las grandes empresas privadas (un porcentaje importante del parque industrial privado ha desaparecido, Pymes incluidas) ante un Gobierno declarado a favor del modelo estatista.
Sin embargo, se ha observado experiencias exitosas que podrían tomarse
como modelo para incursionar en el universo de la microeconomía, citándose
entre ellos: Empleate.com, el cual comenzó por una iniciativa de un ex empleado
de la Cantv y actualmente es punto de referencia para la búsqueda de empleos en
Venezuela; Locatel, que nació como una pequeña compañía y actualmente su
estructura ha crecido que ya no es posible catalogarla como empresa Pymes.
En Venezuela, el pequeño empresario tiene que disponer de bastante
dinero y muchos avales para que los bancos le otorguen créditos a fin de
llevar adelante su idea de negocio, sin embargo ¿esto debería de ser así?,
considero que no, un gobierno que se preocupe por la producción y el impulso de
la economía, debería otorgar facilidades de crédito o pactar planes económicos
destinado a los pequeños empresarios que se encuentran en etapa inicial.
Para muestra un botón, en países europeos se desarrollan sistemas de
crédito prácticamente sin garantías y teniendo hasta planes especiales de
fondos perdidos, los cuales les ha dado buenos resultados. En Venezuela
habría que integrar a todos los sectores involucrados para diseñar programa
integrales que apoyen al sector.
Es notorio que la mayoría de los venezolanos piensa que si no hay
propiedad privada ni posibilidad de acumular ganancias, no se trabaja con el
mismo ahínco, esto generado por la política gubernamental existente.
A esta altura, no está claro lo que es Pymes para el gobierno de
Venezuela, por tanto la reconstrucción en esta materia es un punto obligado
para nuestro país y las Pymes un pilar de apoyo fundamental a considerar para
las grandes compañías. Hay mucho que hacer y el cambio dentro del corto plazo
es necesario.
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